San José el Viejo

Ubicada al final de la Quinta Avenida Sur en la ciudad, la Ermita de San José el Viejo se destaca como uno de los ejemplos más apreciados de la arquitectura barroca. Su historia se remonta a 1740, cuando surgió la idea de erigir una modesta ermita para albergar la escultura de San José, tallada por el artista Alonzo de la Paz. Dos años después, el Cabildo inició los trabajos de construcción, respaldados por numerosas donaciones. Sin embargo, en 1744, la solicitud para regularizar las deudas y obligaciones enfrentó demoras y obstáculos por parte de la Corona. Finalmente, la orden real no solo ordenó el cierre de la capilla, sino también su demolición.

 A pesar de estos contratiempos, la construcción fue detenida y la imagen de San José fue temporalmente trasladada a la Iglesia de Santa Lucía. Aunque la ermita ya estaba en parte construida, logró sobrevivir y resistir daños hasta el año 1751. En 1759, se presentó una solicitud a las autoridades para reanudar los servicios religiosos, la cual fue aprobada. La construcción de la capilla se completó en 1761 y al año siguiente se abrió al público nuevamente con la imagen de San José en su interior. Los toques finales a la obra se llevaron a cabo en 1763.

Tras los eventos de 1773, la Ermita de San José el Viejo albergó a las monjas carmelitas de Santa Teresa durante un período. A lo largo del siglo XIX, la ermita tuvo diversos usos, incluyendo el de tenería y, entre 1930 y 1940, un granero.

En el siglo XX, se dispone de escasa información bibliográfica sobre esta edificación. Se sabe que en 1976 sufrió daños en su cúpula debido a un sismo. Sin embargo, todavía se conserva su impecable portada de estilo barroco, diseñada teniendo en cuenta la amenaza sísmica y de proporciones relativamente bajas, destacando sus dos pequeños campanarios. Durante la época colonial, había una calle adyacente que fue bloqueada en algún momento.

La Ermita de San José el Viejo, ubicada al final de la Quinta Avenida Sur en la ciudad, se distingue como una joya arquitectónica de estilo barroco. Su historia, marcada por desafíos y resiliencia, la convierte en un testimonio tangible de la devoción y la habilidad artística de su época.

San José el Viejo