Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza

Capuchinas

 

Capuchinas, oficialmente conocido como el claustro y templo de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza, es un lugar emblemático en la rica historia de La Antigua Guatemala. Fundado el 5 de mayo de 1725 por orden de Felipe V, este convento albergó a cinco monjas institutoras que, en sus primeros días, compartieron el claustro de Santa Teresa con las carmelitas. Sin embargo, pronto se mudaron a su nuevo hogar, que fue adquirido por el Obispo al año siguiente.

En 1731, tuvo lugar un acuerdo significativo que involucraba el intercambio de propiedades entre las monjas capuchinas, conocidas por su distintivo hábito café, y el Colegio de Niñas Doncellas de Nuestra Señora de la Presentación, apodado “El Niñado”. Este mismo año, se dio inicio a la construcción del nuevo claustro y templo, bajo la dirección del Arquitecto Mayor de la Ciudad, Diego de Porres. En tan solo cinco años, en 1736, esta obra maestra arquitectónica estaba completada.

Capuchinas fue el último monasterio de mujeres fundado en la ciudad colonial. Lo que lo hacía especial es que las jóvenes que ingresaban a este monasterio no tenían que pagar una dote, a diferencia de otras órdenes religiosas en la ciudad. Renunciaban a sus bienes materiales para dedicarse completamente a la vida espiritual y ascética de las capuchinas. Las condiciones de vida en el convento eran particularmente austeras, con un estricto régimen de pobreza, penitencia y dieta. Las monjas capuchinas no podían tener ingresos y dependían totalmente de las donaciones que recibían de los fieles.

El templo y el convento de Capuchinas sufrieron daños durante los terremotos de 1751, pero fueron reparados con el apoyo del Cabildo de la ciudad. Aunque no fueron los más afectados por estos desastres naturales, en 1773 las religiosas dejaron el convento temporalmente. Con el permiso del arzobispo, se trasladaron a una finca cercana llamada “La Chacra”.

Pocos años después, siguiendo una orden real, las monjas capuchinas se reubicaron en la Nueva Guatemala de la Asunción. Con la construcción del nuevo monasterio y ermita de Capuchinas en la nueva capital, se transportaron todas las imágenes y objetos de arte religioso, así como puertas, rejas y otros objetos valiosos. Particularmente destacables son los documentos esculpidos en piedra de la portada principal del convento.

Tristemente, el edificio quedó en desuso y deterioro después de que el arzobispo autorizara la venta de la propiedad en 1813. En el año siguiente, se finalizó el acuerdo de venta. Sin embargo, a partir de 1972, Capuchinas encontró un nuevo propósito como sede del Consejo Nacional para la Protección de La Antigua Guatemala (CNPAG), una entidad estatal dedicada a la conservación y protección de los bienes culturales e históricos de la ciudad colonial y sus alrededores.

Capuchinas, con su arquitectura imponente y su fascinante historia, es un testimonio perdurable de la herencia colonial de La Antigua Guatemala y sigue desempeñando un papel importante en la preservación y apreciación de la rica cultura e historia de la ciudad.

Palacio de los Capitanes Generales